ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
Prólogo por Aníbal Cedrón - Artista plástico
Alicia Besada enciende con sus óleos el umbral del espacio íntimo, guardado celosamente por las parejas. Pinta con colores cálidos sus cuerpos desnudos, recortados en fondos donde suele conjugarlos con colores fríos. Pero mientras nos narra visualmente las situaciones a través de la gestualidad de los cuerpos, que dispone en distintas poses, los fondos no hacen referencia al contexto, no hay descripción alguna del cuarto o escenario que se puede imaginar para el amor sexual. Son un espacio de ficción artística como en el cuadro que abre la muestra, muy poético y sensual, donde una mujer sentada en el suelo, de espaldas al espectador, observa una suerte de sombra suspendida: el perfil dibujado de un hombre de pie, que parece emanar tanto del brumoso fondo en tonos verdosos y azules, como entre las piernas y vientre de la mujer, pintada en naranjas y contorneada por esos verdes del fondo.
De inmediato se abre una serie de cuadros, donde se siente la mirada de Besada, desde aquellos en que aparece la mujer acariciada o la mujer besando a su hombre, haciendo el amor –nuevamente de espalda como el de apertura- , o en el siguiente acogiendo el beso de él, hasta en los otros dos en que el hombre se muestra pendiente y sin apartar la mirada de ella –que por el contrario, se ve abstraída y sin fijarse en él-, y donde el fondo decididamente se reparte en planos.
Cierra esta serie con una obra que subraya el carácter secuencial de los cuadros expuestos, pues parece sugerirnos que aquella mujer del principio, sentada de espaldas evocando el perfil masculino, ahora en este final, está sentada de frente, con sus ojos entrecerrados, distendida y resguardada en el abrazo de su hombre, que también reposa su cabeza sobre ella. El tono rojizo , que se asocia a la pasión, es el predominante de este último cuadro; en la figura de la mujer más destacada y adelante, van los amarillos anaranjados y cálidos, atrás los rojos más fríos en el fondo y en la del hombre, que se proyecta en ese fondo, redondeada y recortada con azules violáceos, producto de la mezcla con el rojo hasta la tonalidad del negro, que obtiene de su paleta, lo cual nos señala la calidad de pintora de nuestra artista, además del buen manejo del dibujo que requiere su figuración.
El conjunto de las obras son una evidencia de que la mirada talentosa de la artista es activa y penetra los hechos, los actos de amor que pinta. Paradójicamente, quizás por ser hombre, Borges en su poesía “El Amenazado”, proclama: “Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir”, En tanto que Besada, quizás por ser mujer, parece anunciar a través de sus cuadros: “Es el amor, no huyan, acepten el desafío”.
"El amenazado" por Jorge Luis Borges
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Comentario por Zully Villalba - Psicoanalista
Después de obtener recientemente el Primer Premio en el concurso organizado por la ONCCA “La pintura y el campo argentino”, en esta primera muestra del año, la artista plástica Alicia Besada nos introduce en el laberinto del mundo del amor: las lejanías, soledades acompañadas, ataduras y embriagadoras cercanías, siempre intentando sostener una experiencia de su propia lectura de lo erótico.
Besada no se deja seducir por lo que viene bien o está de moda, su obra es singular, sus cuerpos cobran una multiplicidad de lecturas, no sólo por sus líneas sinuosas, resbaladizas, sino porque se anima a una infidelidad cromática -se evidencia una tensión en su paleta, lo que la forma intenta aunar, el color lo fragmenta, lo escinde, sus "infernales verdes", sus "lavas de rojo", sus "inquietantes lilas"-, nos propone una geografía íntima y pasional, como los gestos y miradas que intenta atrapar en estos Encuentros y Desencuentros.
Casi como una maga del color, nos cautiva con la ductilidad con que utiliza el óleo, con su exhuberancia de sentidos que, como ella dice "nos deja sin piel, sin bordes", trampa que nos tiende para mantenernos vivos, alertas, su obra no es tranquilizadora -por suerte- se propone dialogar con el observador, atrapando al más distraído o fisgón.