Nota en la revista española "Cultura Inquieta"
culturainquieta.com/arte/pintura/alicia-besada-plasma-en-sus-pinturas-la-belleza-infinita-de-los-cuerpos-femeninos/
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Catálogo artístico del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación
Obra "Mano de obra barata" ganadora del 1er Premio del Concurso de "La pintura y el campo argentino", hoy patrimonio de dicho ministerio, la reseña está en la página 53 del catálogo
www.magyp.gob.ar/sitio/areas/patrimonio/publicaciones/_archivos/Catalogo_artistico_2013.pdf
Prólogo artista plástico Aníbal Cedrón sobre la muestra "Encuentros y desencuentros" en la Manzana de las Luces
https://biblioteca.fadu.uba.ar/tiki-read_article.php?articleId=175
Texto completo
"Alicia Besada enciende con sus óleos el umbral del espacio íntimo, guardado celosamente por las parejas. Pinta con colores cálidos sus cuerpos desnudos, recortados en fondos donde suele conjugarlos con colores fríos. Pero mientras nos narra visualmente las situaciones a través de la gestualidad de los cuerpos, que dispone en distintas poses, los fondos no hacen referencia al contexto, no hay descripción alguna del cuarto o escenario que se puede imaginar para el amor sexual. Son un espacio de ficción artística como en el cuadro que abre la muestra, muy poético y sensual, donde una mujer sentada en el suelo, de espaldas al espectador, observa una suerte de sombra suspendida: el perfil dibujado de un hombre de pie, que parece emanar tanto del brumoso fondo en tonos verdosos y azules, como entre las piernas y vientre de la mujer, pintada en naranjas y contorneada por esos verdes del fondo. De inmediato se abre una serie de cuadros, donde se siente la mirada de Besada, desde aquellos en que aparece la mujer acariciada o la mujer besando a su hombre, haciendo el amor –nuevamente de espalda como el de apertura- , o en el siguiente acogiendo el beso de él, hasta en los otros dos en que el hombre se muestra pendiente y sin apartar la mirada de ella –que por el contrario, se ve abstraída y sin fijarse en él-, y donde el fondo decididamente se reparte en planos. Cierra esta serie con una obra que subraya el carácter secuencial de los cuadros expuestos, pues parece sugerirnos que aquella mujer del principio, sentada de espaldas evocando el perfil masculino, ahora en este final, está sentada de frente, con sus ojos entrecerrados, distendida y resguardada en el abrazo de su hombre, que también reposa su cabeza sobre ella. El tono rojizo , que se asocia a la pasión, es el predominante de este último cuadro; en la figura de la mujer más destacada y adelante, van los amarillos anaranjados y cálidos, atrás los rojos más fríos en el fondo y en la del hombre, que se proyecta en ese fondo, redondeada y recortada con azules violáceos, producto de la mezcla con el rojo hasta la tonalidad del negro, que obtiene de su paleta, lo cual nos señala la calidad de pintora de nuestra artista, además del buen manejo del dibujo que requiere su figuración.
El conjunto de las obras son una evidencia de que la mirada talentosa de la artista es activa y penetra los hechos, los actos de amor que pinta. Paradójicamente, quizás por ser hombre, Borges en su poesía “El Amenazado”, proclama: “Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir”, En tanto que Besada, quizás por ser mujer, parece anunciar a través de sus cuadros: “Es el amor, no huyan, acepten el desafío”.
Prólogo artista plástico Aníbal Cedrón sobre la muestra "Encuentros y desencuentros" en la Manzana de las Luces
https://biblioteca.fadu.uba.ar/tiki-read_article.php?articleId=175
Texto completo
"Alicia Besada enciende con sus óleos el umbral del espacio íntimo, guardado celosamente por las parejas. Pinta con colores cálidos sus cuerpos desnudos, recortados en fondos donde suele conjugarlos con colores fríos. Pero mientras nos narra visualmente las situaciones a través de la gestualidad de los cuerpos, que dispone en distintas poses, los fondos no hacen referencia al contexto, no hay descripción alguna del cuarto o escenario que se puede imaginar para el amor sexual. Son un espacio de ficción artística como en el cuadro que abre la muestra, muy poético y sensual, donde una mujer sentada en el suelo, de espaldas al espectador, observa una suerte de sombra suspendida: el perfil dibujado de un hombre de pie, que parece emanar tanto del brumoso fondo en tonos verdosos y azules, como entre las piernas y vientre de la mujer, pintada en naranjas y contorneada por esos verdes del fondo. De inmediato se abre una serie de cuadros, donde se siente la mirada de Besada, desde aquellos en que aparece la mujer acariciada o la mujer besando a su hombre, haciendo el amor –nuevamente de espalda como el de apertura- , o en el siguiente acogiendo el beso de él, hasta en los otros dos en que el hombre se muestra pendiente y sin apartar la mirada de ella –que por el contrario, se ve abstraída y sin fijarse en él-, y donde el fondo decididamente se reparte en planos. Cierra esta serie con una obra que subraya el carácter secuencial de los cuadros expuestos, pues parece sugerirnos que aquella mujer del principio, sentada de espaldas evocando el perfil masculino, ahora en este final, está sentada de frente, con sus ojos entrecerrados, distendida y resguardada en el abrazo de su hombre, que también reposa su cabeza sobre ella. El tono rojizo , que se asocia a la pasión, es el predominante de este último cuadro; en la figura de la mujer más destacada y adelante, van los amarillos anaranjados y cálidos, atrás los rojos más fríos en el fondo y en la del hombre, que se proyecta en ese fondo, redondeada y recortada con azules violáceos, producto de la mezcla con el rojo hasta la tonalidad del negro, que obtiene de su paleta, lo cual nos señala la calidad de pintora de nuestra artista, además del buen manejo del dibujo que requiere su figuración.
El conjunto de las obras son una evidencia de que la mirada talentosa de la artista es activa y penetra los hechos, los actos de amor que pinta. Paradójicamente, quizás por ser hombre, Borges en su poesía “El Amenazado”, proclama: “Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir”, En tanto que Besada, quizás por ser mujer, parece anunciar a través de sus cuadros: “Es el amor, no huyan, acepten el desafío”.
Prólogo por el poeta Luis Alposta sobre la muestra "Buceando en lo femenino"
En los retratos Alicia Besada crea ritmos con rasgos inventados, no exentos de carácter y reveladores de un pleno sentido plástico.
En los desnudos, en los que predomina la gama del rojo, la sensualidad se manifiesta plenamente. En ellos la forma es expresiva por sí misma y lo que destaca es la línea vibrante que recorre los cuerpos remarcando formas dinámicas llenas de tensión.
Todo lo que ocurre en la vida es símbolo, afirmaba Goethe. Alicia Besada lo ha comprendido así y nos muestra a través de sus figuras lo realista, lo místico y lo alegórico del mundo femenino. Un mundo que pasa por el tamiz por momentos sombrío, por momentos luminoso de su conciencia y sus recursos.
Ante los cuadros de Alicia Besada se siente la plenitud de la forma lograda, en la que no hay un acento que distraiga. Frente a ellos nos sentimos transportados a esa esfera en la que sólo cabe una emoción estética.
En Alicia todo es espontaneidad, gozo dionisíaco de la creación, pasión desnuda.
Comentario sobre la muestra por la psicoanalista Zully Villalba
La obra que presenta Alicia Besada se titula "buceando en lo femenino", y es exactamente eso: mirar su obra es estar como pez en el agua; es a la vez familiar - uno tiende a tranquilizarse; la figuración tranquiliza - pero también, y en el mismo instante nos trae la sorpresa de las profundidades.
Sus colores que explotan en los ojos presentifican lo desconocido. Nos hace recordar una definición que S. Freud da de lo siniestro: dice que es lo inquietante y a la vez lo
extrañamente familiar. En sus pinturas se auna lo familiar, lo conocido y lo extraño, que nos extravia.
Con la figuración, Besada nos trae cuerpos que se tocan, se entremezclan, se confunden; cuerpos que portan tanto lo masculino como lo femenino: curvas de mujeres que traen, sin esperarlo, la fuerza de lo masculino. Allí aparece el color,
sin evitaciones, sin desvios. Lo que caracteriza su obra es la potencia, es una obra que avanza; sus pinceladas no son solamente trazos de trozos de pintura, son las marcas de la huella que ha dejado su propio cuerpo en la tela. Cuerpos, como lo definió la escritora V. Woolf: "a pesar de lo diferente que son los sexos se entremezclan. En todo ser humano tiene lugar una vacilación de un sexo al otro y a menudo es solo la ropa lo que guarda similitud con lo masculino y lo femenino, mientras que debajo, el sexo es muy opuesto a lo de arriba".